Después de que muchos trabajadores de los bancos hayan provocado de una manera directa o indirecta la situación de crisis actual al ofrecer y convencer de productos que no necesitaban sus clientes y cuyo interés era enriquecerse a costa de éstos, ahora, en una situación de crisis feroz y galopante, donde muchas entidades tienen que fusionarse -véanse los casos BANKIA, Catalunya Caixa...-, para no quebrar, cosa que supone el cierre de muchas sucursales, los empleados, por miedo a ser despedidos y verse rechazados a su vez por la sociedad y caer en la tumba que ellos mismos cavaron, el paro, deciden manifestarse desmarcándose de las acciones que llevaron a cabo durante los felices años.
¿Pero ahora qué les espera? Del mismo modo que las inmobiliarias han sido culpables de la crisis -muchas de ellas ya cerraron sus puertas-, los trabajadores de los bancos, motivados exclusivamente por ganar dinero a toda costa, van a probar su propia medicina. Es posible que muchos de ellos también tengan familia y una hipoteca por pagar y en la situación en la que estamos no sólo les será difícil encontrar una nueva empresa donde trabajar sino que, si lo encuentran, las situaciones económicas no tendrán nada que ver, en la mayoría de los casos, con aquellas que tuvieron durante estos años.
Sería momento de que en lugar de salir a las calles para manifestar que van a perder o que han perdido el trabajo mientras estaban en casa contando el dinero mientras familias con hijos eran desahuciadas de sus casas tras perder sus empleos, fueran a los juzgados e informaran de las conductas amorales y presuntamente ilegales que han ejecutado las financieras con el objetivo de enriquecerse. Si no es así quedará plasmado un interés particular, sin arrepentimiento, sin pena y que debería tener el máximo peso de la Ley.
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