Uno de los problemas de la sociedad cabe resumido en aquel refrán que dice "dónde va Vicente, donde va la gente; dónde va la gente, donde va Vicente". Quizá deberíamos replantearnos si estas macroaglomeraciones deberían estar permitidas ya no por la ley sino por las familias.
Más de dos meses después de la catástrofe que acaeció en el recinto del Madrid Arena, todo sigue como empezó, es decir, echando balones fuera, culpándose unos a los otros cuando debería estar claro de quién es la responsabilidad.
Si una persona, responsable de un evento, la empresa contratante y, en este caso, el Sr. Flores afirma que serán 7000 personas las que ocupen el recinto Madrid Arena, con X aforo, el dato no se cumple y, además, se supera el aforo permitido en sala, ya tenemos sentencia. Sólo con esta premisa se puede afirmar de quién es la responsabilidad y, por ello, la justicia de nuestro país debería ser más diligente.
Es una falta de respeto en todos los extremos que no sólo nuestro sistema judicial sea tan lento en sus actuaciones sino que, además, los canales de televisión como Antena 3, mediante el programa Espejo Público, sigan echando la culpa a terceros cuando debiere quedar claro de quién es ésta. No se puede jugar con los sentimientos de la gente, tampoco para hacer programas de televisión.
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