A menudo las palabras nos engañan y, por este motivo, confundimos unas con otras. Con el tiempo, el significado de unos vocablos se entrelazan con el de otros y acaban designando algo que originariamente no designaban.
En las palabras «sueños» y «retos» sucede algo parecido. El diccionario RAE[1] define «sueño» en su sexta acepción: «Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse». De modo parecido, en la segunda acepción define “sueño” como: «Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes». En ambas definiciones hay que destacar dos expresiones capitales: “carece de realidad o fundamento (...) sin posibilidad de realizarse” y “fantasía”; por otra parte, del término «reto» el mismo diccionario dice: “Objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta”.
Tales definiciones dan prueba de que ambos vocablos, pese a referirse a aspectos muy parecidos, son diferentes en su definición y es muy importante no confundirlos. No obstante, muchas personas incurren en tal error, no sólo en lo referente a la utilización de los mismos, ya sea en forma hablada o escrita, sino también en la manera de afrontar la vida.
Pongamos que tengo un sueño: «conducir un Ferrari». Se trata de un sueño porque debido a mi capacidad adquisitiva no puedo llegar a tal tope. Sé que algunos podrían afirmar: no es un sueño porque el Ferrari lo podrías alquilar o bien robarlo para conducirlo. Evidentemente, se podrían hacer triquiñuelas que me permitirían experimentarlo durante un tiempo, también me podría tocar la lotería, pero si dividimos la unidad (1) entre las opciones que hay (casi infinitas) de que ésta toque, el resultado tiende a cero (0), así como lo hace la opción de que «pueda conducir un Ferrari».
Sin embargo, los «retos» son objetivos que, aunque sea difíciles de llevar a cabo, mediante la estimulación y el esfuerzo constantes, se pueden alcanzar. La manera de alcanzarlos no es directa, como podría ser el hecho de conducir un Ferrari porque lo has alquilado, lo has robado o te ha tocado la lotería, sino que el «reto» implica una progresión de la persona en sus habilidades, en sus destrezas. En tal sentido, supongamos que un reto que tengo es formar una familia. Dicha familia difícilmente se puede formar de la noche al día y en caso de que así sea, las expectativas de éxito son realmente reducidas. En primer lugar necesitaría una novia; posteriormente que tuviéramos trabajo con el que poder ahorrar para preparar un proyecto de vida en común; hacernos con un piso o una casa y tener descendencia.
En el reto, se ven, pues, unas fases a seguir en las que el orden es algo fundamental. Ello no implica que haya personas que hayan situado anteriormente alguno de los puntos. Además, siendo como somos cada uno de los seres humanos distintos, lo que podría suponer para uno un «sueño», para otro podría ser simplemente un «reto», más o menos difícil de alcanzar.
Así pues, sólo se puede afirmar que en nuestro cerebro tenemos que saber distinguir bien qué son los «sueños» y qué los «retos», y darnos cuenta en qué podemos dedicar nuestro tiempo, nuestra lucha y nuestra dedicación.
14 de junio de 2010
hace dias tuve un sueño en un lago con mi novio y estabamos haciendolo metidos en el es malo o bueno una explicacion necesito gracias.
ResponderEliminarEso depende. Si después no había toalla, malo porque os podíais haber resfriado. Bromas aparte, creo que usted no ha comprendido la profundidad del texto y no ha acabado interiorizando la diferencia entre los sueños -algo imposible por su absurdidad- y los retos -algo difícil pero factible con el esfuerzo-.
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