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viernes, 23 de abril de 2010

23 de abril: un gran negocio

En pocas horas empezará el día de San Jorge, cosa que poco tiene que ver con la “Diada de Sant Jordi” en Cataluña, donde se aprovecha tal festividad con la intención de recaudar. Cuando nos levantemos y nos dispongamos a salir a la calle, no nos debe extrañar ver que, como mínimo en cada esquina, encontraremos personas dispuestas a vendernos una rosa.

Sin embargo, la fecha es también conocida por ser el Día Internacional del Libro, aprovechando las efemérides de Cervantes, Shakespeare y Gracilazo de la Vega, quienes murieron en tal señalada fecha.

Con todo ello vemos que tal día se convierte, al menos en Cataluña, en un día semifestivo, un día para pasear con las parejas y para obsequiarlas con una rosa, a ellas; y con un libro, a ellos, aunque, en los últimos tiempos las cosas han cambiado y, en bastantes ocasiones ellas, además o en sustitución de la rosa, también reciben un libro.

Ahora bien, elegir un libro para otro no siempre resulta fácil. Varios son los criterios que se tienen en cuenta a la hora de adquirirlo. Uno, la temática; dos, el grosor; tres, el precio... Y es que los libros de hoy en día, según cuales, pueden resultar un artículo casi de lujo, aunque los de bolsillo cuentan con unos precios asequibles.

En esta fecha tan señalada, los homosexuales quieren ser también protagonistas mediante información que reparten no sólo por la calle, sino también en centros educativos. Los panfletos son del tipo: “Pepita le regala un libro a Juanita” o bien “Luis le regala una rosa a Ángel”. Hay que remarcar que aunque la homosexualidad es algo que tiene lugar en nuestra sociedad, no es menester pregonarla como si fuera algo común ya que una pequeña parte de la población padece este tipo de inclinaciones. Por ende, haciendo propaganda de este tipo ponen de manifiesto que son diferentes al resto, cosa que quieren, por otra parte negar. ¿Por qué necesitan tal protagonismo que llevan a cabo a bombo y platillo? ¿Qué pretenden?

Cada uno puede regalar lo que le apetezca, siempre que no sea algo que dañe al otro, y no por ello tiene que irlo pregonando ya que, al hacerlo, incurre en el hecho de que es algo que sale fuera de lo común, como sucede.

¿No es cierto que no las personas albinas, por ejemplo, no hacen este tipo de panfletos? ¿Por qué en los libros de texto aparecen temas minoritarios como la homosexualidad y no aparecen otros como el albinismo o la deficiencia mental? ¿Qué intereses ocultos hay en las editoriales y en aquéllos que se esconden detrás de las mismas con el fin de normalizar unas pautas de conducta poco corrientes?

23 de abril de 2010

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