En unos días, de nuevo será Halloween, una fiesta importada que cobra más y más peso en detrimento de los casi olvidados difuntos. Pero, ¿qué sentido tiene importar fiestas de otros lugares del planeta y dejar de conservar las nuestras? Para mí, ninguno.
El fenómeno de la globalización se sigue imponiendo en países como España. El influjo, sobre todo, cinematográfico fomenta la filia por el gran continente americano que acaba eclipsando costumbres antaño bien arraigadas. ¿Qué hay que hacer? Es difícil dar una respuesta. Lo que resulta evidente es el hecho que si no valoramos "lo nuestro" y sí lo ajeno, acabaremos renunciando a nuestra propia manera de ser.
Desde este espacio, invito a todas las personas a no participar de la fiesta de Halloween y de todo el mercado que este invento americano mueve: disfraces, comida inspirada en tal festividad, expresiones, películas... al mismo tiempo que invito a hacer una oración por los familiares difuntos.
El fenómeno de la globalización se sigue imponiendo en países como España. El influjo, sobre todo, cinematográfico fomenta la filia por el gran continente americano que acaba eclipsando costumbres antaño bien arraigadas. ¿Qué hay que hacer? Es difícil dar una respuesta. Lo que resulta evidente es el hecho que si no valoramos "lo nuestro" y sí lo ajeno, acabaremos renunciando a nuestra propia manera de ser.
Desde este espacio, invito a todas las personas a no participar de la fiesta de Halloween y de todo el mercado que este invento americano mueve: disfraces, comida inspirada en tal festividad, expresiones, películas... al mismo tiempo que invito a hacer una oración por los familiares difuntos.
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