Barra de búsqueda

lunes, 7 de junio de 2010

100 palomos para una paloma

La semana pasada  en un pueblo de la Comunidada Valenciana tuvo lugar un campeonato en el que soltaron a 100 palomos  cuyo objetivo era conquistar a una paloma. 

El pueblo se paralizó. Participantes, jurado y policías tenían el privilegio de ir por el pueblo siguiendo a los palomos para observar de cerca cómo iba la conquista. Para distinguirlos, cada uno de los palomos estaba pintado de una manera especial, con el fin de que los miembros del jurado pudieran anotar cuál era el macho que conquistaba mejor a la hembra y que tendría como premio copular con ella. 

El presente campeonato me ha hecho reflexionar sobre cómo sería para el ser humano luchar por una mujer. De hecho, en nuestros días esto sucede, aunque no lleguen a ser tantos los pretendientes. En sociedades primitivas, el poder del macho predominaba y se hacía con la hembra el animal más fuerte que, a su vez, garantizaba la supervivencia no sólo de la mujer, sino también de la descendencia y del clan gracias a su poder que ejercitaba mediante la violencia  y mediante el cual podía cazar. 

Sin embargo, en nuestros días, los roles de hombres y hembras han cambiado. La mujer se ha incorporado al mercado laboral y, en muchos aspectos, se encuentra a la altura del hombre -evidentemente, por fisiología, hay cosas en las que son superiores y otras en las que no-. Pero que las mujeres hayan asumido funciones que antes sólo ejercían los hombres no es algo totalmente positivo: en media, fuman más que los hombres, beben más que los hombres e incluso son más infieles que los hombres. 

Por todo ello, hay que plantearnos si los cambios que tienen lugar en nuestra sociedad son completamente positivos, si se nos ha obligado a ello por causa de la economía o de la (post)modernidad y, además, tenemos que analizar las consecuencias que ya se están sintiendo en nuestros días. Éstas son, a bote pronto, un abandono de la unidad familiar, lo que supone un mayor número de las rupturas de las parejas de nuestra nación, significa también un mayor número de ingresos que se traduce en un aumento del consumismo de manera desmedida, y, al mismo tiempo, el hecho de llegar a casa cada vez más tarde. 

Así pues, sólo podemos esperar que la crisis en la que estamos inmersos reconduzca la situación, como hace el río cuando se desborda, y vuelva a llevar a nuestra sociedad por los cauces de la normalidad, marcada, en muchas ocasiones, por la naturaleza, como es el cortejo de las especies entre macho y hembra. 
07 de junio de 2010


No hay comentarios:

Publicar un comentario