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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Luces de tristeza

Desde hace unos días, Barcelona está engalanada con luces que pretenden adornar la ciudad para recordarnos que pronto serán las fiestas de Navidad y, con ellas, el tiempo de empezar a gastar. 

¡Cuán bonita es la ciudad colorida!, se podría pensar. Sin embargo, tal belleza ocular es dulce y amarga a la vez. Mientras algunas personas podrán seguir con tales gastos -quizás no tantos para muchos otros-, para muchísimos más será imposible cubrir las necesidades básicas.  

Día tras día mueren en Barcelona y alrededores pequeñas y medianas empresas que llevaban tiempo al pie del cañón. Con su cierre morimos, poco a poco, cada uno de nosotros sin que podamos hacer nada para resolverlo. 

Ciertamente, estas fechas deberíamos reducir costes y, además, pensar bien a dónde irá nuestro dinero, si bien queremos que siga en el país o bien que se vaya a otro de la Unión Europea o, lo que es peor, fuera de ésta. 

De todos es sabido lo difícil que le resulta al comercio local poder competir en precios -no en calidad-, con productos extranjeros. Sin embargo, con el esfuerzo de todos tal vez podamos salir adelante. 

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