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sábado, 8 de octubre de 2011

Sobre la entrevista a Ana María Moix, escritora, "Por temor a enfadar a los hijos, los padres ya no educan",


La Vanguardia - 08/10/2011 - 00:00. En azul, mi reflexión sobre sus palabras.
Foto: Kim Manresa
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Manifiesto personal
Baja cada día a su calle y pone la oreja en las tiendas, en la panadería, en el quiosco del barrio. De esas conversaciones consuetudinarias y de sus observaciones cotidianas extrae reflexiones acerca de "vicios morales particulares y públicos, males sociales y políticos, apatía y otras taras anímicas" del momento, que vierte ahora en Manifiesto personal (Ediciones B), libro en el que expresa sus preocupaciones acerca de la educación de los niños, la situación de las viudas, el maltrato a los ancianos, nuestra relación con el dinero y la corrupción, la crisis, la democracia, los gimnasios y la muerte. Su mirada aguda pone el dedo en la llaga, sin renunciar del todo a la esperanza en la especie humana.

Dice que ya no es atea.Fui atea a la española: ¡siempre peleando con Dios! Hoy soy más humilde: quizá Dios creó este mundo tan imperfecto para que le ayudásemos a mejorarlo.

Primera equivocación de la autora. Dios creó este mundo y era bueno, no imperfecto como esta señora plantea. El problema radica en  el pecado original por el que el hombre se aparta de Dios y, de este modo, se hace a sí mismo Dios, una especie de "uomini-dei" que decide sobre qué está bien y qué está mal, sin tener en cuenta el respeto que se le debe al otro, de ahí el pecado y, por tanto, la imperfección.

¿Dios, negligente en los acabados?¡La especie humana está muy mal hecha!

La creación de Dios era buena y estaba bien hecha. Ahora bien, ésta contaba con la libertad. El mal uso de esta libertad es lo que provoca la sensación que percibe la autora.

¿Incluye al Barça?
A veces hacen demasiado ballet y se dejan lesionar.

No soy del Barça, pero es el mejor equipo de la historia.

¿Quiso ser futbolista, de niña?
Quise ser trapecista.
¿Por qué?
Nos llevaron al circo. Lloré, no me gustó. Pero la trapecista... tenía morbo.
Sin comentarios.
 
¿Fue feliz en su niñez?
Lloraba por los rincones.

El llanto suele ser producto de dos factores. El primero, la infelicidad; el segundo, la falta de atención que quizás esta señora recibía de niña.

¿Y eso?
Mis hermanos Terenci y Miquel me decían cosas horribles: "Serás negra y no te querrán" y "vivirás en un circo y pasarás el platillo". Y encima yo imaginaba que tendría que casarme... ¡y yo no quería!

Estas frases reflejan el miedo de esta señora ante la concepción de un Dios castigador, no del Dios Padre y  que ama y que tiene su máxima expresión en la muerte y resurrección de Jesucristo. 

¿Por qué no?
Mis padres eran un caos. Nos educaron poco. Mi padre era mujeriego, pero le gustaba mi madre. Mi padre pintaba murales en las paredes de casa, mi madre se enfadaba...

Siguiendo con las premisas antes reflejadas, opino que la mujer no ve sentido a la vida debido a este caos existencial que ha sido su vida, al menos, en su niñez.

¿Qué fue lo peor?
Mi padre quiso pintar a mi madre con vestido blanco de lunares rojos y abrigo rojo. Ella se negaba a posar. Mi padre aprovechó un viaje de dos días de mi madre... y pintó un mural enorme en el salón.


Sin comentarios.


¿Con qué escena?
Borró un Partenón que había pintado antes, y pintó el paseo de Sitges, con Terenci leyendo un TBO, él pescando... y mi madre paseando ¡con vestido blanco de topos rojos!

Original su padre con esa actitud que demostraba la admiración por su madre, al mismo tiempo que algo de locura. 

¿Qué dijo su madre al regresar?
Llamó al abogado para divorciarse. Siempre estaban igual. El abogado se hartó y los envió a la porra. Y siguieron con su caos.

Lo dicho anteriormente, el reino del caos, del desorden, de la imperfección a la que acusa a Dios cuando el real culpable es el hombre.

¿A quién admiró más de niña?
A la mula Francis, la única mula parlante: qué voz, qué inteligencia, qué empaque.

Comentaré esta frase más abajo. 

¿Fue usted una joven rebelde?
No me gusta mandar..., ni que me manden, así que me refugié en la escritura. E imité a Ana María Matute, Bécquer y Azorín.

En relación con una de las preguntas del inicio, el hecho de que la vida de esta señora fuera un caos, la impulsaba a evadirse de la realidad y, por ello, creaba un mundo paralelo que existía en la medida en que leía -como aparece a continuación-, y escribía, como acaba de apuntar. 

¿Leía mucho?
Todo lo que me aconsejaban Terenci y Pere Gimferrer, uno de los hombres más inteligentes que he conocido. Aparte de cultura imponente, tiene gran sentido práctico.

Véase la reseña anterior. 

¿Qué personaje le dejó más huella?
Barral, Gil de Biedma. Cultos, tiernos, humildes con su obra... Con gran sentido del calor humano. Me avergonzaba hablar en público, temía tartamudear, y Barral me animaba: "¡Eso queda muy elegante!".

Sin comentarios. 

¿Qué era lo mejor de Terenci?
Su energía, su entusiasmo. Se proponía hacer de todo, y encima lo hacía.

Sin comentarios.

¿Por qué no ha tenido usted hijos?
¡Qué difícil, educar a alguien! ¡Qué responsabilidad! ¿Tener a alguien que se pareciese a mí? ¡No! ¡Conmigo es bastante!

El hecho de que sus hermanos la atosigaran continuamente producía en la autora un efecto de autorechazo  que, más adelante, le produjo un miedo a crear a un ser al que considerara tan despreciable como ella -en ningún momento digo que lo sea-. 

De haber tenido hijos, ¿cómo los hubiese educado?
He convivido con niños de amigas, y años después me han agradecido que les diese alguna colleja para enseñarles a saludar al tendero, al portero, al taxista...

Una colleja a tiempo es un buen antídoto para frenar las actitudes despóticas que están heredando las nuevas generaciones producto de unos padres que quieren dar a sus hijos más de lo que tuvieron, pero de manera desmesurada. 

¿Disciplina es la norma básica?
Atrévete a decir "¡no!" a los hijos. Te lo agradecerán. Un niño necesita órdenes, límites. Los padres tienen miedo a enfadarlos... y ya no los educan. Y salen jóvenes invertebrados, indefensos ante la vida. Monstruitos muy enfadados que dan portazos.

Correcto. Un hijo necesita límites, órdenes y, por supuesto, saber que las tienen que cumplir sin rechistar. He visto alumnos que aporrean puertas y paredes, que dejan huellas de tal violencia en centros educativos y cuyas familias aún defienden cuando se les abren partes de expulsión, acusando al centro educativo del comportamiento del rapaz. 

¿Y en la escuela?
No se enseña a leer y escribir bien. Pero, para enseñar bien, ¡faltan buenos docentes!

En la escuela lo que se necesita es que los críos lleguen con unos mínimos de comportamiento, que no se dan en no pocos casos. Si los propios chavales de pocos años no respetan a sus padres, ¿cómo van a respetar a un maestro o a un profesor, más aún cuando llegan a casa y tras contarle a sus progenitores la batallita del día estos últimos le dan la razón a los mocosos?

¿Y qué es un buen docente?
El vocacional, el que ama a los niños. Un buen profesor es seductor, es el que seduce al alumno. Si un profesor te cautiva, buscarás su aprobación y aprenderás. Sin seducción no hay aprendizaje.

En ningún caso hay que confundir los términos respeto y admiración. El primero, los docentes lo tuviéremos que tener por el mero hecho de ocupar nuestro puesto, pues somos una autoridad, lo crea la sociedad, lo valore, o no; la admiración sí que hay que trabajarla más. Evidentemente, a un profesor borracho no se le va a admirar; ahora bien, sí que se le tendrá que respetar. 

Una profesora envió a sus alumnas a casa para que se vistiesen decorosamente.
Habría que ver cómo vestía ella: ¡si va demasiado fea, poco y mal educará!

Hay alumnas que van vestidas como si después tuvieran que trabajar en una esquina y esto es algo intolerable. Tiene que existir una ética de mínimos y cumplirla. No se deberían permitir según qué prendas de vestir o enseñar ciertas partes del cuerpo que pertenecen al ámbito de lo privado.

Y lo de la inmersión lingüística, ¿qué?
En Soria los chavales salen cometiendo faltas ortográficas en castellano. Aquí salen cometiéndolas en catalán y en castellano.

En Cataluña existe el problema multiplicado: alumnos de bachillerato cometiendo faltas por doquier y, por ende, el Gobierno redujo hace unos años de 3 a 2 horas semanales de lengua (española y catalana) en estos estudios.

¿Está usted indignada?Sí, porque estamos en una guerra. Sin bombas, mediante especulación financiera: compran a un periodista del Financial Times o a una agencia de calificación, hunden a un país y barren a la izquierda.

Desconozco qué es la izquierda pero supongo que no se debe referir ni a los del PSOE ni a los de IU, ERC o similares: personas que llevan a sus hijos en caras escuelas no concertadas, sino privadas, con un gran poder adquisitivo y con empresas a nombres de familiares.

¿Confía en la izquierda?
En sus valores: solidaridad, justicia, libertad. Desde que el capitalismo se ha quedado sin enemigo, se ha descontrolado. Su avidez está devorando el Estado de bienestar.

Creo que esta mujer no sabe exactamente dónde vive. Libertad no significa en ningún momento hacer lo que se quiera, sí o sí; justicia no es tomarse la ley por su mano; solidaridad no es ayudar a sus amiguitos, como ha sucedido con los gobiernos socialistos.

¿Y qué propone usted?
Votar en las urnas e indignarse en la calle.

Seguramente, a partir de la próxima victoria del PP por mayoría absoluta el próximo 20 de noviembre, esta señora será una de los personajes públicos que no hace aún cuatro años salían en la tele arrugando el dedo índice y colocándolo por encima de su ceja en campañas proZP.

¿Votará en las próximas elecciones?
Sí. Poco puede hacer un gobierno de izquierda, pero prefiero votarla, aunque sea tapándome la nariz. El voto en blanco valdría algo si se tradujese en escaños vacíos.

Bien, aquí se entiende por qué su gran ídolo de pequeña era la Mula Francis. 

No sé si los indignados tienen programa contra la crisis...
¿Lo tienen el PP o los sindicatos? No. Al menos, los indignados tienen mensaje.

En menos de un año, cuando se empiece a salir de la crisis, esta señora podrá hacer dos cosas: la primera, contar bazofia sobre el gobierno que solucionará los problemas económicos de nuestra nación; la segunda, cerrar el pico. 

¿Cómo sería el mundo que sueña?
Pareceré ingenua: sin miseria ni crueldad.

Fuera bueno saber cuál es su patrimonio. 

¿Aún tiene esperanzas?
La especie humana es tan defectuosa... Mire, las bacterias empezaron todo esto y las bacterias lo cerrarán.

El fin de la humanidad tiene una continuación en la vida eterna que nos promete el Señor. Por tanto, aunque lleguemos a descomponernos y a que los gusanos nos coman, nuestro cuerpo resucitará y será un nuevo nacimiento, un nacimiento más puro en el que estemos cerca de Dios y más cerca de nuestros hermanos. 

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