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domingo, 31 de octubre de 2010

Hallo… ¿qué?

España ha pasado de ser un imperio donde no se ponía el Sol a ser un pequeño país de 46 millones de habitantes que no hace más que importar costumbres del extranjero.

Precisamente hoy, el Halloween pasea por las calles de nuestra patria. La globalización –llamada incluso americanización o macdonalización-, se ha acabado imponiendo. Lo malo de esto es que con esta imposición fruto de la ignorancia de nuestros conciudadanos y del capitalismo exacerbado de Occidente, las tradiciones se pierden. El día 1 de noviembre, día de Todos los Santos, era un día para recordar a los muertos de la familia y no para salir disfrazados a la calle al grito de “trick-or-treat”, donde pequeños golfos extorsionan a los mayores pidiéndoles caramelos o dinero a cambio de no malmeter sus propiedades privadas.

Hoy, más que nunca, cabe retornar a la tradición de Todos los Santos, dándole el sentido que tenía antaño, retornando al seno familiar y acudiendo a los cementerios de nuestras ciudades y pueblos y recordando a aquéllos que nos precedieron y gracias a los cuales hoy estamos aquí. Por otra parte, cabe también ver la muerte no como una muerte definitiva, sino como una puerta de esperanza por la que, “algún día”, volveremos a ver a todos aquéllos que nos han amado y a quienes hemos amado. Esta esperanza, fruto del Cristianismo, nos muestra que la fe tiene que resurgir en nosotros, quienes tenemos que ser anunciadores del Evangelio en todo momento y ser testimonio de tal esperanza.

a 31 de octubre de 2010
 

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