La semana pasada tuvo lugar una encuesta a la población barcelonina, planteada por el Ayuntamiento de Barcelona en la que se preguntaba a los ciudadanos de tal ciudad si querían que la Diagonal se modificara. Las opciones eran tres:
Opción A. Bulevar. Convertir la avenida en un bulevar de amplias aceras, conservando los árboles existentes;
Opción B. Rambla. Construir un gran paseo central para la circulación de peatones y bicicletas. Suponía el transplante del arbolado actual;
Opción C. Ninguna de las dos anteriores. Propone dejar la avenida de momento como está.
La cordura se impuso y la respuesta de aquéllos que votaron fue clara: dejarla como está. Una respuesta más que razonable en una situación de crisis a todos los niveles como la que estamos atravesando. Cabe destacar que la Diagonal es una gran vía de acceso a la capital catalana, cuenta con 10 carriles para que circulen los coches y una doble vía de tranvía.
En cualquier caso, el Ayuntamiento de Barcelona desembolsó, malgastó, dilapidó 3,2 millones de euros, es decir, más de 500 millones de las antiguas pesetas, en crear una consulta telemática que se podía haber realizado casi de forma gratuita si se hubiera hecho a partir de Google, que ofrece la posibilidad de llevar a cabo encuestas por vía telemática.
¿Cuántos funcionarios del país se les podría pagar con 3,2 millones de euros? ¿Cuántas ayudas sociales se podrían dar con tal cuantía? ¿De qué manera se podría ayudar a que pequeños comercios no tengan que cerrar sus puertas?
Ahora bien, la consulta da que pensar si el interés del alcalde era simplemente llevar a cabo una obra casi faraónica mediante la cual fuera recordado para siempre, o bien realizar una obra para que terceros –quizás conocidos-, se financiaran, cosa que se desarrollaría en dos fases, una segura, la de la consulta, y otra no, la del resultado.
Tal como está la política, la cosa da que pensar a muchos ciudadanos que no entienden, de modo alguno, que se pueda tirar así el dinero.
20 de mayo de 2010
Un despropósito, esto es lo que me parece lo que ha hecho el Alcalde de Barcelona. Una vergüenza. Son todos una panda de chorizos. Y a ver si publica usted mi comentario esta vez. Gracias, le sigo leyendo.
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