Barra de búsqueda

lunes, 31 de mayo de 2010

Carta a mi hijo (versión en español)

En la asignatura del Seminario de Teología Filosofía en la Educación nos hicieron escribir como ejercicio una carta para nuestro hijo suponiendo que moriríamos pronto y que se la darían después de nuestra muerte. Pese no haber sido nunca un chico de "diezes", con ésta fui premiado con tal nota. Espero que os guste. 

Ejercicio: -Imaginar que tenemos un hijo y que vamos a morir y le escribimos una carta explicándole todo lo que hemos intentado hacer con él desde que nació en temas de educación. (2/3 folios)

Hijo mío:

Con mucha tristeza me acerco a ti ahora que ya no estoy con vosotros, esperando que estas letras te sirvan de ahora adelante, y que mi muerte no sea motivo de tristeza,
sino de esperanza en encontrarnos en el "cielo nuevo y la tierra nueva" que nos promete Jesucristo.

Durante toda la vida he procurado transmitirte el Amor que Jesucristo tiene hacia nosotros y aunque yo ya no estoy aquí, no tenéis que dudar de ello. La vida continúa y hay que levantar la cabeza para seguir un camino recto y digno.

En lo que concierne a la educación, siempre he querido que llegaras tan lejos como pudieras en el campo del conocimiento, teniendo la convicción de que sería algo bueno para construir tu vida y la de tus futuros hijos. Desde que naciste te cuidé con mucho de amor, tanto yo como tu madre, de la misma manera que fui cuidado yo por tus abuelos que tanto te quieren.

¿Recuerdas cuándo estabas jugando lanzando la pelota contra la puerta del garaje del pueblo y te avisé de que acabarías rompiendo el cristal? ¿Recuerdas el bofetón que te di cuando volví y encontré el cristal roto? Fue una bofetada de amor. Tú mismo, años más tarde, me lo agradeciste y yo creo que hice lo que tocaba.

Ciertamente, muchos padres habrían escogido otra manera de hacértelo ver. Con seguridad, cuando tomaste conciencia de haber desobedecido y roto el  y cristal ya estabas bien triste, pero sin ninguna sanción por parto mía en aquel momento oportuno creo que no te habría hecho ningún favor, sino que habrías seguido haciendo lo que quisieras, sin una pauta recta, en la vida, como has visto que hay que tener.

Muy a menudo me viene a la cabeza cuando tú y mamá me veníais a ver jugar al fútbol. Eran mis últimos años de portero. Más tarde, eras tú a quien íbamos a ver, y estábamos en tu lado, apoyándote
 tanto cuando jugabas como cuando estabas en el banquillo. El deporte es algo muy importante para la persona, el deporte es vida, bienestar, libera de las tensiones y ayuda a conocer a mucha gente, a hacer amigos. Ahora bien, estar al lado de las personas que se aman, en todo momento -buenos y malos-, es algo todavía más importante.

Hace ya mucho de tiempo, en una de aquellas radios que oíamos los dos muy a menudo,la historia de un padre y de un hijo de un país de América del sur. Eran de un pueblo y un día tenían que ir a la ciudad -cosa que raramente hacían. El hijo tenía que llevar el coche de su padre al mecánico y recogerlo y comprarle unas cosas a su madre, al mismo tiempo que el padre arreglaba unos papeles.

El chico, a quien le entusiasma la novedad, decide ir al cine. Se le hace tarde. Va al mecánico para recoger el coche y, a toda prisa, recoge su padre quien le pregunta por qué ha tardado tarde. El hijo le dice que todavía no tenían el coche a punto y que se había tenido que esperar.

El padre sabía que el hijo le mentía, quizás por miedo, y se lamentó porque en el proceso de educación que le había querido transmitir, alguna cosa había fallado. Es por eso que decidió caminar los 25 kilómetros que lo separaban de casa para meditar sobre qué había fallado. Su hijo lo siguió en la distancia durante unas cinco horas. A partir de entonces su relación cambió.

A mí me habría gustado tener una relación más próxima contigo, que me hubieras explicado aquello que te preocupaba, que me hubieras tenido más confianza, pero eso nos hace darnos cuenta que se es bueno, válido, o no se lo es, en la situación concreta que vive y no en aquélla que dice que podría ser bueno o que le gustaría vivir. Pero espero que esta historia te sirva para tus hijos, mis nietos, a quien amo a pesar de ya no estar y no haberlos conocido
.

Durante la vida, he procurado ser un buen ejemplo para ti y no transmitirte valores sólo a través de las palabras sino también de los actos concretos, aunque a veces no he estado acertado, por eso te pido que tomes tú a mi
testigo de todo lo que no he acertado y lo aciertes tú a través de tus acciones diarias. Por lo tanto, no olvides nunca que son las situaciones concretas del día a día en las cuales decidimos y que éstas nos condicionas, cosa que significa que de nuestro presente dependerá nuestro futuro.

Como he querido transmitirte, la constancia, el esfuerzo y el trabajo son primordiales. Hace falta ser constante en todas las actividades que llevamos a cabo con el fin de dominarlas al máximo posible. Sin este dominio la vida nos  dominará. Aunque más que el trabajo, siempre hay que tener en cuenta la importancia que tiene la familia, que es algo fundamental.

Espero que esta carta sea también una enseñanza para ti, que lo guardes en tu corazón el resto de tu vida y que lo puedas transmitir a tus hijos.

Te quiero mucho.

Tu padre.



25-02-2010




No hay comentarios:

Publicar un comentario